2.9.09

Chimeneas

Chimeneas.
Descarne que precede al cielo.
La figura humana se deshizo.

Estoy en los pasillos secos,
polvo que alumbra la mitad de la noche
soy también
pequeña piedra
que golpea los músculos,
mármol sobre la identidad
y las nubes del silencio.

Caminemos atados de las manos
que el ruido está y desaparece,
que desaparece la otra parte
y el aire que se busca,
el hijo que se busca en el aire
y el otro
que no es el hijo
y desaparece,
el que no conozco
pero es el mismo
que aquel, su temblor,
el feto descuidado sobre las mesas,
el sexo abierto como una bolsa
sin muerte ni dolor,
sólo desaparece.

En fila al desarmadero de voces,
perros aúllan,
ellos vestidos de negro,
un número en el humo que precede
signo del azar en la tinta sombría.

De pie,
todos de pie
antes de que arda el pelo guardado entre las uñas,
antes de que el agua amanezca
donde se secó la noche,
antes y después de cada desbarranco,
de la acumulación de fósforo,
de los que vimos llorar,
de lo que vimos.

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